Robert Ballard encuentra los restos del Titanic

01.07.2021

Sin lugar a dudas, el RMS Titanic fue y es la embarcación más célebre del mundo. Reconocimiento debido no solamente a un porte descomunal que revolucionó en su época sino también por su trágico final, tan abrupto e inesperado como precoz.

La compañía White Star Line encargó su construcción a principios del siglo XX y se llevó a cabo en los astilleros irlandeses de Harland & Wolff, la firma especializada en construcción naval que haya hoy continúa operando. Dicha construcción demandó 3 años (1909 a 1912) y no era para menos: hablamos de un transatlántico de proporciones inusitadas hasta entonces, rebosante de lujo y equipado con la más alta tecnología a disposición del ser humano.

El viaje inaugural se inició el miércoles 10 de Abril de 1912 a mediodía, zarpando desde el puerto de Southampton en Inglaterra con destino a la ciudad de Nueva York. El acontecimiento produjo un revuelo mediático que trascendió fronteras.

Entre sus 2223 pasajeros se encontraban algunas de las personas más ricas del mundo y otro montón que se embarcaron no por cuestiones de placer sino buscando un futuro en Norteamérica.

Tras solo 4 días de travesía se produjo en el Atlántico norte el choque con el iceberg que precipitó su impensado final. Impensado porque nadie entendió por qué para semejante proyecto no se hubiesen tomado todos los recaudos necesarios como para reducir al mínimo las chances de un eventual siniestro, pero descuido explicable a la vez dada la creencia que de manera errónea llevaba a considerar al navío "prácticamente insumergible"...

Lo cierto es que luego del inevitable impacto quedó al desnudo la falta de organización para encarar un protocolo ordenado de evacuación que, por lo antedicho, nadie había contemplado como necesaria. Y por ese motivo perdieron la vida muchas más personas de las que se pudieron salvar.

Desde ese entonces el Titanic nunca dejó de despertar en el imaginario colectivo ese misterio e interés, a veces morboso (hay que decirlo), que comenzó a girar en torno a su alrededor.

Muchos encararon la búsqueda de los restos, pero no fue sino hasta el 1º de Septiembre de 1985 que se pudo dar con ellos.

El hallazgo lo llevó a cabo una expedición comandada por Robert Ballard, un famoso oceanógrafo que dedicó buena parte de su vida a la arqueología submarina. Pero lo que no todos saben es que dicho descubrimiento se dio durante una investigación secreta de la Armada estadounidense, que por esos tiempos había encargado a Ballard y a su equipo la búsqueda de 2 submarinos nucleares de en aquel mismo sector del lecho marino. La historia contaría que éste aceptó el trabajo bajo la condición de que se le permitiese buscar el transatlántico una vez completada su misión.

No fue tarea fácil ya que el relevamiento debía efectuarse rastrillando un inhóspito y oscuro abismo a 4 kilómetros de profundidad, pero contando con el equipo necesario y una férrea determinación, tras 8 días de intenso trabajo contrarreloj, logró su objetivo. Y resultó crucial para ello justamente la experiencia previa adquirida para la búsqueda que se le había encargado de los submarinos (tarea por supuesto cumplida, dado que de otra forma jamás hubiese contado con el margen de tiempo necesario como para dedicarse a lo que el realmente quería dedicarse).

Una vez encontrado el tesoro se planteaba el dilema de qué hacer con los restos: si extraerlos o preservarlos en su sitio. Pero Ballard, fiel a sus principios, prefirió optar por la segunda opción. Después de todo era un yacimiento arqueológico y la tumba de las víctimas.

Sin embargo en los años siguientes varias empresas comenzaron a recuperar objetos de la más diversa índole y el lugar se convirtió en un polo de atracción turística para los más pudientes. Dentro de ese grupo de objetos recuperados muchos fueron vendidos en subastas al mejor postor, pero el consuelo es que muchos otros por lo menos se hallan al alcance de gente de menor poder adquisitivo, que solo abonando una entrada puede acceder a exhibiciones permanentes como la que se halla en Orlando, Florida: https://titanicorlando.com/